"Jesús no solo nos dijo que amemos… nos mostró cómo hacerlo."

Ora: Iniciemos este día en nombre del Señor

En este Martes Santo Señor, me siento a tu mesa, donde el amor no se mide, no se condiciona, no se retira a nadie. 

Tú, que ofreciste el pan incluso a quien te traicionó, hoy también me lo ofreces a mí, aunque también tantas veces te fallo a tí y a los que amo, entonces huyo… me alejo. 

Gracias por no rendirte conmigo, por seguir hoy apostando por mí. 

Enséñame a amar como Tú, sin medida, en fidelidad, sin esperar nada a cambio. 

Que tu amor silencioso, sea mi escuela de vida.

Hoy quiero volver a Ti con el corazón abierto. 

Regresar a tu luz, a tu perdón, a tu esperanza. 

No basta con amar, quiero aprender a amar como Tú a los demás: 

con gestos concretos, con verdad, con entrega sin condiciones, exigencias, pretensiones, negociaciones, 

Jesús, que este Martes Santo me enseñe a elegirte y no traicionarte, que no sea noche en mi corazón.

Amén.

Lee: Caminemos con Jesús

Evangelio según San Juan

(Jn 13, 21-33. 36-38)

En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:
«En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».

Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.

Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.

Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
«Señor, ¿quién es?».

Le contestó Jesús:
«Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».

Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:
«Lo que vas a hacer, hazlo pronto».

Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.

Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche.

Cuando salió, dijo Jesús:
«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:
“Donde yo voy no podéis venir vosotros”».

Simón Pedro le dijo:
«Señor, ¿adónde vas?».

Jesús le respondió:
«Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».

Pedro replicó:
«Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».

Jesús le contestó:
«¿Conque darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».

Palabra del Señor.

Descubramos al caminar

Escucha: Caminemos al ritmo del Señor

Hoy es tiempo de regresar.
De sentarnos de nuevo a la mesa, de volver a su amor.

La confesión es ese lugar donde Jesús no te reprocha…
te espera con pan, con luz, con esperanza.

No basta con amar… hay que amar como Él.

¡Compártelo en tus redes sociales!

Facebook
X
Pinterest
WhatsApp
Email

¡No te pierdas más contenido como este!

error: Contenido protegido