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¿Acertaste? Te dejamos las respuesta para que conozcas más de la vida de estos Santos Salesianos

(1) Artémides Zatti

Nació en Italia en 1880 pero obligado por la pobreza, en 1897 la familia Zatti emigró a la Argentina estableciéndose para iniciar una nueva vida en Bahía Blanca. Fue un enfermero y religioso salesiano, que durante cincuenta años se dedicó a la atención de los pobres y enfermos de Viedma, Río Negro.

En Viedma enfermó de tuberculosis por lo que el padre Evasio Garrone, lo invita a rezar a María Auxiliadora pidiendo su la curación, pero también le sugiere que le haga una promesa: «Si ella te cura, te dedicarás a estos enfermos toda tu vida». Artémides hace esta promesa con mucho gusto y se cura milagrosamente. Entonces dirá: «Creí, prometí, sané» . Zatti no se encerró en sí mismo ni en su ardua tarea como director del hospital. Con su bicicleta, salía por el pueblo al encuentro de los vecinos.

Como salesiano coadjutor hizo su primera profesión el 11 de enero de 1908 y su profesión perpetua el 18 de febrero de 1911, convencido de que “a Dios se le puede servir como sacerdote y como coadjutor: una cosa puede ser tan válida para Dios como la otra, siempre que se haga con vocación y amor”.

El hospital será durante toda su vida el lugar donde ejercerá, día tras día, una caridad rica en la compasión del Buen Samaritano. Cuando despierta a los enfermos en las salas, su saludo característico es: «Buenos días». Viva Jesús, José y María… ¿Respiran todos?”.

 

Juan Pablo II lo declaró Beato el 14 de abril de 2002

San Juan Bosco, nació el 16 de agosto de 1815 en Italia y dedicó su vida a la educación y el bienestar de los jóvenes. Su método educativo es el «sistema preventivo», y se centra en la razón, la religión y la amabilidad. Don Bosco es reconocido por su enfoque en la formación integral de los jóvenes y su labor en la creación de escuelas, oratorios y casas de formación. Falleció el 31 de enero de 1888 y fue canonizado en 1934. Su legado perdura en la labor de los Salesianos en todo el mundo.

Fue una religiosa italiana y cofundadora del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora (FMA), junto a San Juan Bosco. Nació el 9 de mayo de 1837 en Mornese, Italia. Desde joven, mostró un gran compromiso con la educación y el bienestar de los jóvenes, especialmente de las niñas. Les enseñaba a coser y les educaba.

Era campesina, por lo que trabajaba en los viñedos de Morenés. A ella se le reconoce con el símbolo de las uvas y la Vid.

Después de conocer a Don Bosco, se unió a su misión educativa y fundó la congregación en 1872, enfocándose en la formación integral y la evangelización de las jóvenes. 

Falleció el 14 de mayo de 1881 y fue canonizada en 1951. Su legado perdura en la labor de las Hijas de María Auxiliadora, que continúan su misión en todo el mundo.

Ceferino Namuncurá fue un joven indígena mapuche argentino, nacido el 26 de agosto de 1886 en Chimpay, Río Negro. Es conocido por su vida de fe y su deseo de servir a Dios y a su comunidad. Hijo de un líder indígena, Ceferino mostró un interés profundo por la educación y la espiritualidad desde temprana edad.

 

A los 16 años, se trasladó a Buenos Aires para estudiar en el Colegio Salesiano de la ciudad, donde se formó tanto académica como espiritualmente. Su vida estuvo marcada por su fervor religioso y su deseo de ser sacerdote. Sin embargo, su salud se vio afectada por una enfermedad que lo llevó a fallecer a los 19 años, el 11 de mayo de 1905.

 

Ceferino fue beatificado por el Papa Francisco en 2016.

Laura Vicuña fue una joven chilena, nacida el 5 de abril de 1864 en la ciudad de Santiago. Es conocida por su vida de fe y sacrificio. A los 10 años, se trasladó a la Patagonia con su familia, donde enfrentó muchas dificultades. Laura mostró un profundo amor por Dios y por su familia, especialmente por su madre, a quien intentó proteger de una relación destructiva con un hombre.

 

Laura tomó decisiones valientes para preservar la dignidad y el bienestar de su madre, aumentó sus oraciones y sacrificios para la conversión de su madre. Durante las vacaciones de 1902, Manuel Mora (padrastro) amenazó la pureza de Laura; ella lo rechazó firmemente, hecha una furia. 

Su vida estuvo marcada por la devoción a la Eucaristía y el deseo de vivir una vida cristiana auténtica.

 

Falleció a los 12 años, el 22 de enero de 1904, debido a una enfermedad. Fue beatificada en 1986 por el Papa Juan Pablo II. Su legado es un ejemplo de amor, sacrificio y fidelidad a la fe, y continúa inspirando a muchos, especialmente a jóvenes y mujeres en la búsqueda de una vida con propósito y compromiso.

Eusebia Palomino Yenes nació el 15 de diciembre de 1899 en Cantalpino, Salamanca, en una familia con fe pero con escasos recursos. Desde pequeña, ayudó a su familia, incluso pidiendo comida en otras comunidades. A los doce años se trasladó a Salamanca, donde trabajó para una familia y conoció a las Salesianas, con quienes comenzó a colaborar en diversas tareas: ayudaba en la cocina, transporta la leña, atiende a la limpieza de la casa, tiende la ropa en el amplio patio, acompaña a un grupo de estudiantes a la escuela estatal y hace las compras en la ciudad.

Su deseo de consagrarse al Señor se intensificó, y a pesar de sus dudas por su pobreza y falta de educación, fue admitida en el Instituto por la superiora.

Cuando al comienzo de los años treinta, España vive las convulsiones de la revolución por el furor de los sin Dios, empeñados en destruir la religión, sor Eusebia no duda en ofrecerse al Señor como víctima por la salvación de España y la libertad religiosa. Y Dios acepta la víctima. En agosto de 1932, el asma comienza a atormentarla  provocándole dolores intolerables hasta su muerte en febrero de 1935.

Es beatificada el 25 de abril de 2004

Alexandrina da Costa fue jóven nacida el 30 de marzo de 1904 en Balasar, Portugal. Desde joven, sufrió un accidente que la dejó paralizada, pues a los 14 años la intentan violar y se tira de un 4to piso, (quedando paralitica, postrada en cama a los 21 años) pero su vida se transformó en una profunda experiencia espiritual.

 

Alexandrina da Costa inició una vida de gran unión con Jesús en los Sagrarios, por medio de María Santísima. Un día, que se encontraba sola, le vino improvisadamente este pensamiento: «Jesús, tú estás prisionero en el Sagrario y yo en mi lecho, por voluntad tuya. Nos haremos compañía». Y comenzó la primera misión: ser como la lámpara del Sagrario. Del 27 de marzo de 1942 en adelante, Alexandrina dejó de alimentarse, viviendo solo de la Eucaristía. En 1943, durante cuarenta días y cuarenta noches, fueron rigurosamente controlados por médicos especialistas su ayuno absoluto en el hospital de la Foce del Douro, en Oporto.

13 de octubre de 1955 (51 años) , aniversario de la última aparición de la Virgen en Fátima, se la oyó exclamar: «Soy feliz, porque voy al cielo». A las 19.30 expiró.

Es beatificada el 25 de abril de 2004.

Madre Antonieta Bohn, nacida el 22 de septiembre de 1907 en Bottrop, Alemania, fue una mujer de profunda fe y entrega, marcada desde pequeña por el espíritu de servicio aprendido en su hogar, que vivía el sistema educativo de Don Bosco. En plena Primera Guerra Mundial, ayudó a su madre a atender a soldados heridos, sin distinguir entre amigos y enemigos, aprendiendo a ver a todos como hermanos necesitados.

Tras perder a sus padres siendo aún joven y recuperarse de la tuberculosis, conoció a las Hijas de María Auxiliadora (FMA) en 1922, donde descubrió el ambiente alegre y acogedor del oratorio salesiano. Inspirada por ellas, hizo su primera profesión en 1928 y, en 1934, fue enviada como misionera a la Patagonia, comenzando una vida de servicio en América Latina que abarcó Argentina, Perú, Bolivia y México.

Madre Antonieta se distinguió por su fortaleza de carácter, capacidad de escucha y plena confianza en Dios y en María Auxiliadora. Fue superiora en varias comunidades y provincial, siempre entregada y solidaria, innovadora en su servicio a los jóvenes y a las personas más vulnerables. Reconocida como Sierva de Dios en 2017, es una inspiración viva para los salesianos, un modelo de misión, carisma y alegría en el servicio a los demás.

Es reconocida como Sierva de Dios el 7 de mayo 2017

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