¿Cómo celebraba Don Bosco la fiesta de María Auxiliadora?

He aconsejado la  jaculatoria: María Auxilium Christianorum, ora pro nobis. (María Auxiliadora de los cristianos, ruega por nosotros) A cientos, a millares, de casa y de fuera de ella, les recomendé que, si no  habían sido escuchados rezando esta jaculatoria, vinieran a decírmelo. Y, hasta ahora, no ha venido ninguno a decirme que no había  obtenido la gracia. 

Digo mal, he de corregir mi error, hubo alguno, como hoy mismo, que vino a quejarse de no haber sido escuchado.  »Pero, ¿sabéis por qué? Habiéndole preguntado, confesó que sí había tenido la intención de invocar a María, pero que después no la había  invocado. En este caso no es la Virgen María la que falla, somos nosotros los que fallamos, no rezándole; no es que María no nos  escucha, somos nosotros los que no queremos que nos escuche. La oración debe hacerse con insistencia, perseverancia, con fe, con  verdadero deseo de ser escuchados. Quiero que hagáis todos esta prueba y que os animéis a que la hagan también todos vuestros parientes y  amigos. 

En esta próxima fiesta de María Auxiliadora, si viniesen a veros y, si no vienen, escribiéndoles una carta, o dándoles recado en familia,  decidles de mi parte: 

 

-Don Bosco os asegura que si queréis obtener alguna gracia espiritual, recéis a la Virgen con esta jaculatoria: María Auxilium  Christianorum, ora pro nobis, (María Auxiliadora de los cristianos, ruega por nosotros) y seréis escuchados. Se entiende que se rece con las condiciones que ha de tener toda oración. Si no  sois escuchados, haréis un favor a don Bosco escribiéndole. 

Si yo llego a saber que uno de vosotros ha rezado bien, pero en vano, escribiré inmediatamente una carta a San Bernardo diciéndole que  se equivocó cuando dijo: «Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a  vuestra protección, haya sido abandonado de Vos». Pero, podéis estar seguros de que no ocurrirá que tenga que escribir una carta a san  Bernardo. Y, si tal me ocurriese, entonces el santo Doctor sabrá encontrar en seguida algún defecto en la oración del suplicante. Os reís  por lo de enviar una carta a san Bernardo. »Es que no sabemos ¿dónde se encuentra San Bernardo? »¿Acaso no está en el cielo? 



Bromas aparte, os repetiré que al fin de esta novena que todavía está en curso, grabéis en vuestro corazón estas palabras: 

María,  Auxilium Christianorum, ora pro me,(María Auxiliadora de los cristianos, ruega por mi)  y las recéis en todo peligro, en toda tentación, en toda necesidad y siempre;

y que pidáis también a María Auxiliadora la gracia de  poder invocarla. Y yo os prometo que el demonio fracasará. » ¿Sabéis qué quiere decir que el demonio fracasará? Quiere decir que no  tendrá ningún poder sobre vosotros, no logrará nunca haceros cometer un pecado, y tendrá que batirse en retirada. Mientras tanto, en el  santo sacrificio y en los otros ejercicios piadosos, yo os recomendaré a todos al Señor para que os ayude, os bendiga, os proteja y os  conceda sus gracias por medio de María Santísima. Buenas noches. (Memorias Biográficas XIII, pág 412- 415))