”Don Bosco, Hombre de Oración ”
Don Bosco fue una persona de verdadera y profunda oración
En este año de la oración que nos prepara al Jubileo 2025, que mejor testimonio para esta conmemoración que la propia vida de Don Bosco como
“hombre de intensa y profunda oración”.
La verdad es que DB fue un hombre de verdadera oración, aunque en la forma y tiempos de realizarla no era como otros santos, él era de una profunda unión con Dios desde lo que el cotidiano le presentaba.
Cuantos vivieron con él fueron testigos de su oración sencilla, sin grandes gestos exteriores, pero presente en todo momento.
Declara don Barberis: Se puede decir «que rezaba siempre; yo lo vi, podría decir, centenares de veces subiendo y bajando la escalera siempre en oración. Incluso rezaba por las calles. En los viajes, cuando no corregía las pruebas de imprenta, lo veía siempre en oración».
En cualquier momento que se le pidiera consejos espirituales, los tenía a punto como si en aquel momento saliera de hablar con Dios.
¿Cómo rezaba Don Bosco?
Dicen las Memorias Biográficas:
Sus apremiantes ocupaciones no le permitían entregarse a ella muchas horas al día; pero puede decirse que la que hacía era perfecta. Su compostura recogida y devota transparentaba su fe.
No dejaba nunca de celebrar la santa misa, ni siquiera cuando estaba enfermo. Rezaba regularmente el breviario. Oraba varias veces al día por sí mismo, por las almas que le habían sido confiadas y particularmente por sus penitentes.
Los que entraban en su habitación le encontraban muchas veces rezando con el rosario en la mano. Cuando rezaba en alta voz pronunciaba las palabras con una especie de vibración amorosa, que daba a entender cómo salían de un corazón inflamado de amor y de un alma que poseía el gran don de sabiduría. A veces cuando estaba muy cansado, suspendía sus trabajos y se hacía leer un buen libro.
Frecuentemente se lamentaba de no poder dedicar más tiempo a la oración vocal y mental; y suplía con muchas jaculatorias, cuyo sonido no salía de sus labios. Así lo atestiguan los primeros alumnos del Oratorio, don Miguel Rúa y don Juan Turchi entre ellos. (MB III 18).
Rezaba de rodillas con la cabeza ligeramente inclinada; tenía un aire sonriente. «Don Ascanio Savio estaba persuadido de que DB se pasaba en vela muchas horas de la noche, y a veces la noche entera, entregado a la oración; y notó que, cuando decía las oraciones en común, pronunciaba con un gusto especial las palabras «Padre nuestro que estás en el cielo»; y su voz, destacándose por encima de las de los muchachos, adquiría en aquel momento un sonido armonioso e indefinible, que enternecía a los que le oían» (MB III 452).
Oraba siempre con sus jóvenes
Hasta que se lo permitieron sus ocupaciones. Rezaba antes de predicar, antes de ejercer el ministerio sacerdotal, antes de visitar a personajes importantes, antes de afrontar situaciones delicadas y difíciles.
Rezaba más intensamente en los momentos de pruebas y dificultades.
Para Don Bosco la oración era muy importante
DB consideraba la oración como el compartir por parte de Dios su omnipotencia y su amor con la pequeñez humana.
En consecuencia le atribuía una importancia grande y una precedencia absoluta: «La oración es la primera cosa» (MB III 354). «No se empieza bien, sino desde el cielo» (MB XVII 562).
Para él la oración era «la obra de las obras», porque «la oración lo obtiene todo y triunfa sobre todo». Es «como el agua para el pez, el aire para el pájaro, la fuente para el ciervo» (MB III 197, 246).
Dice su biógrafo: DB apoyaba su educación cristiana en la oración, que practicó siempre con gran fervor, convirtiéndose en modelo constante y ejemplar de las almas(MB III 18).(Cfr. Salesianos León. Don Bosco Hombre del Espíritu)
Características de la oración Salesiana según Don Bosco
– Auténtica y fervorosa
– Lineal y simplicísima en las formas
– Popular en sus contenidos
– Alegre y festiva en sus expresiones
– Espontánea y participada
– Muy unida y relacionada con la vida
– Realizada en el corazón de la acción: unión con Dios
– Eminentemente apostólica
– Comprometida con el mundo y con la historia
– Orientada a la eternidad
– Expresada en las «prácticas de piedad»
– Vivida en la liturgia y en los sacramentos
– Claramente de la mano de María Auxiliadora Madre y Maestra
– Concentrada en breves invocaciones: jaculatorias.
(cfr, P. Brocardo, DB profondamente uomo, profondamente santo, 96.106)