CONMEMORACIÓN MARÍA AUXILIADORA 24 DE AGOSTO 2024
La transparencia de tus ojos, me sostiene Madre Auxiliadora
«Los ojos son lámparas para el cuerpo. Si tus ojos son limpios, todo tú serás luminoso; pero si en ellos hay maldad, todo tú serás oscuridad. Mantente alerta para que la luz que hay en ti no resulte oscuridad. Así pues, si tú eres todo luz y no hay en ti oscuridad alguna, todo tú serás tan luminoso como si te iluminara el resplandor de una lámpara» (Lc 11,34-36).
No podemos fantasear con que vamos a recuperar los ojos de los demás cuando debemos reinventar la transparencia de los nuestros. Una mirada perturbada es una fuente de oscuridad. Examinar la calidad de la luz que traemos es el desafío que nos plantea Jesús. Nuestra transparencia se descubre en nuestra mirada, en nuestro rostro.
Te has preguntado alguna vez ¿Cómo son los ojos de la Virgen?, ¿cómo te miraría en este momento? ¿Cómo es su mirada ?
Te invito a detenerte un momento en esta lectura y tratar de verlos con tú imaginación y corazón, ¿cómo describirías su mirada?, me viene en mente una lectura encontré y que te comparto:
¿Cómo son los ojos de la Virgen? fue una pregunta que un profesor les dirigió a su clase.
Yo le contesté: “preciosos”
– No, me dijo él, esa no es la respuesta; seguí contestándole:
-“Representan la ternura”
– No es la respuesta correcta…; y finalmente me dice:
– Los ojos de la Virgen son, como dice la Salve, “misericordiosos”.
Me hizo meditar la respuesta: Los ojos de la Virgen son misericordiosos.
“Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia, vida y dulzura… Abogada Nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos….”
¡Qué profundidad encierra esa expresión y qué tratado se podría escribir sobre ella…!
Nuestra Madre María, es la primera en mostrarnos la transparencia de su mirada, por la Gracia que habita en Ella, es la “Llena de Gracia”, una mujer plena de “rectitud de intención”, es de una pieza, llena de coherencia en Ella no hay dobles, es mujer valiente y acepta el anuncio del ángel con fe (Lc. 1, 26-38) aún con el riesgo que esto significaba en su contexto y realidad, pero se fía de Dios, es capaz de contemplarlo en medio de un anuncio que supera su propia humanidad, que es difícil de comprender. María sabe reconocer y contemplar la presencia de Dios, en su realidad, y da la respuesta en generosidad plena “He aquí la esclava del Señor, Hágase en mí…”
Tanto Madre Mazzarello como Don Bosco, que amaban tanto a la Virgen y eran expertos en humanidad insistían en educar en dos aspectos vitales: 1- la “Gracia de Dios” y 2- en la “Rectitud de intención”
Dice Don Bosco: “Huyan del pecado como del más grande enemigo y huyan también de la ocasión de pecar, es decir, de las malas conversaciones que son la ruina de las buenas costumbres”. (Memorias Biográficas X, 769).
Si quieres una vida alegre y tranquila, procura estar siempre en Gracia de Dios. (Memorias Biográficas XII, 133).
y Madre Mazzarello invitaba a las hermanas a trabajar con recta intención y sólo por el Señor. Les decía: “estén seguras de que aquéllas a las que Jesús regala mayor sufrimiento son las que están más cerca de Él; pero debemos hacerlo todo con rectitud de intención, para agradarle sólo a Él”.
Es justo esto lo que la Virgen busco “agradar a su Dios, vivir en todo su voluntad”. La coherencia de vida depende, ante todo, de la gracia y la rectitud de intención: esto significa que es coherencia entre mi fe y mi vida, entre mi ser y mi aparecer, entre lo que digo y hago, entre si me ven o no me ven… es la decisión clara y firme de mostrarme como soy y sólo por amor a Dios, es la decisión de ser personas de una pieza, verdaderas, unificadas, que trabajan o viven no por ambición personal u otra forma de egoísmo.
Ante esta situación, podemos invocar a María, Madre de la Misericordia, observando la dulzura de su mirada, a través de sus ojos misericordiosos, pidamos su Auxilio para que interceda ante Dios por nosotros y nos haga como Ella personas coherentes, que frecuentan y buscan la Gracia a través de los sacramentos.
Hoy que es 24 y recordamos el Auxilio materno de nuestra Madre, ¿cómo anda nuestra coherencia de vida?
Que la Virgen nos proteja bajo su manto e implore para nosotros la valentía de su rectitud de intención y transparencia de mirada. Amén
LA SALVE
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén