CONMEMORACIÓN MARÍA AUXILIADORA 24 DE OCTUBRE 2024
La Devoción de Don Bosco y Madre Mazzarello al rezo del Santo Rosario
Don Bosco consideraba el rezo del Rosario como uno de los puntos fundamentales de su método educativo. En febrero de 1848 el marqués Roberto d’Azeglio, amigo personal de Carlos Alberto y senador del Reino, honró con su visita al Oratorio. D. Bosco le acompañó en la visita a la casa.
El marqués expresó su complacencia, pero haciendo una reserva: consideró perdido el tiempo empleado en el rezo del Rosario
– Deje ya –decía- de recitar esa anticuada cincuenta de Avemarías ensartadas una tras otra.
– Pues mire, -respondió amablemente D. Bosco-, tengo metida en el alma esta rutina; y puedo
decirle que mi institución se apoya en ella: estaría dispuesto a dejar muchas otras cosas muy importantes, antes que esta.
Y con la osadía que le caracterizaba, añadió:
– Y hasta si fuere menester, renunciaría a su valiosa amistad, pero no al rezo del Santo Rosario (MB III, 232)
Don Bosco, el santo de los jóvenes ha sido ciertamente uno de los más fervientes defensores de la práctica del Rosario para vencer las asechanzas del demonio, para hacer florecer la fe, para conseguir y conservar la pureza en los jóvenes, para defenderse de los errores, para ayudar a la Iglesia.
y tú…¿Eres de los que rezas el Rosario?, sabías que esta es una de las oraciones que la Santísima Virgen ama mucho y constantemente pide a la humanidad en sus apariciones.
El Rosario, en efecto, aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en Cristo. (Rosarum Viginis Mariae #1) El Rosario forma parte de la mejor y más reconocida tradición de la contemplación cristiana. Iniciado en Occidente, es una oración típicamente meditativa y se corresponde de algún modo con la «oración del corazón», u «oración de Jesús» de la iglesia de oriente. (Rosarum Viginis Mariae #5)
Numerosos signos muestran cómo la Santísima Virgen ejerce también hoy, precisamente a través de esta oración, aquella solicitud materna para con todos los hij@s de la Iglesia que el Redentor, poco antes de morir, le confió en la persona del discípulo predilecto: «¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!» (Jn 19, 26). (Rosarum Viginis Mariae #7)
En el caso de Don Bosco desde niño creció en el amor a esta oración y confió plenamente en la fuerza del Santo Rosario nos dicen las memorias biográficas: “Todos los que conocieron a Juan de niño, atestiguan su amor a la oración y su gran devoción a la Virgen Santísima. El Santo Rosario debía serle familiar, puesto que desde los primeros tiempos del Oratorio hasta los últimos años de su vida, quiso que indefectiblemente lo rezaran los jóvenes cada día: nunca admitió que pudiera haber una razón para dispensar a una comunidad de rezarlo. Para él, era una práctica de piedad necesaria para llevar una vida virtuosa, como el pan cotidiano para conservarse fuerte y no morir. (MB I, #88)
Cuando don Bosco era pequeño reunía a sus amiguitos y A veces, cuando todos estaban atentos y con la boca abierta, esperando algún nuevo juego de prestigio, Juan suspendía de repente los juegos y les hacía cantar las letanías o rezar el rosario, si antes no lo había hecho ….Escogía este tiempo en medio de la diversión, porque si hubiera esperado a pedírselo al final, todos se habrían marchado. (MB I, #141) ya desde pequeño el amor de Juan por la Virgen se expresa de tantas formas, y siempre busca cómo darlo a conocer a los demás.
Nos dice San Juan Pablo II: “Nadie se ha dedicado con la asiduidad de la Virgen María a la contemplación del rostro de Cristo. Los ojos de su corazón se concentran de algún modo en Él ya en la Anunciación, cuando lo concibe por obra del Espíritu Santo; en los meses sucesivos empieza a sentir su presencia y a imaginar sus rasgos. Cuando por fin lo da a luz en Belén, sus ojos se vuelven también tiernamente sobre el rostro del Hijo, cuando lo «envolvió en pañales y le acostó en un pesebre» (Lc 2, 7). Desde entonces su mirada, siempre llena de adoración y asombro, no se apartará jamás de Él. (Rosarum Viginis Mariae #10) Esta mirada de contemplación de Jesús es a lo que nos lleva el Santo Rosario.
También Don Bosco tuvo a su mamá Margarita, una mujer educadora de sus hijos, “tanta generosidad de corazón en Margarita no debe causar asombro, ya que era mujer de continua oración. Al salir de casa para ir al trabajo, al regresar del campo, en medio de sus fatigosas ocupaciones, rezaba y repetía el Santo Rosario. (MB I, #158) Este amor de mamá Margarita por el Señor y el rezo del Santo Rosario permaneció en el corazón de Juan Bosco y lo llevó a proponerlo como pilar seguro de su sistema educativo.
Por otra parte encontramos a Santa María Mazzarello, que también desde niña aprende el amor al Santo Rosario “Desde que los «Mazzarelli» tuvieron su capilla, la pequeña María acudía a ella muy a menudo al rezo del Rosario, o a alguna misa votiva. Y con frecuencia, aunque no fuera a diario, debió quedarse delante de la iglesita, a jugar con sus compañeras del barrio y a contemplar la imagen de la Virgen pintada en la fachada, rezando el Ave María y la invocación Auxilio de los cristianos, o cantando un canto popular aprendido de labios de su madre. Así, desde la infancia, resonaba ya en su corazón el nombre de aquella Auxiliadora, de la que un día iba a ser hija primogénita. (Cronohistoria #1 pág 27)
María Mazzarello aprende a unir en su jornada cotidiana la fuerza del Santo Rosario, y desde ahí toma fuerza para vivir su día que siempre está cargado de tanta actividad. “Cada mañana, al volver de la iglesia, antes de levantarse los demás, [María Mazzarello] prepara el desayuno, arregla la casa, y emprende el trabajo del campo, precediendo a los obreros, incluso a los más diligentes. Un trabajador decía de ella: «Yo iba muy pronto al trabajo, pero siempre me encontraba a aquel duende entre las vides. ¡Cuántas veces la sorprendí rezando el Rosario con su hermana Felicina!». (Cronohistoria #1 pág 47)
Nos dice hoy papa Francisco: “El Rosario es un arma que protege de los males y de las tentaciones .Rezar el Rosario ayuda a superar las pruebas. Contemplar juntos el rostro de Cristo con el corazón de María, nuestra Madre, nos une todavía más como familia espiritual”. Este amor de mamá Margarita por el Señor y el rezo del Santo Rosario permaneció en el corazón de Juan Bosco y lo llevó a proponerlo como pilar seguro de su sistema educativo.
“El Rosario ayuda a obtener la paz en el corazón. Es un arma poderosa contra el mal, y un medio eficaz para obtener la verdadera paz en nuestros corazones".
De aquí la importancia que para María Mazzarello como para Don Bosco enseñaron en todo momento a sus jóvenes, la Madre…Siguiendo la recomendación de Don Bosco de «hacer mucho, mucho bien», …se animaron y, tan seguras de la divina voluntad cuánto del afecto de las niñas, comenzaron a rezar el Santo Rosario por la tarde, durante el trabajo…[la madre] imprimía en las mentes de las niñas las verdades de la fe con una solidez tal que el tiempo no sería capaz de hacer mella en ellas.
(Cfr. Cronohistoria #1 pág 106)
Hoy estamos ante nuevos desafíos en nuestro mundo ¿Por qué no volver a tomar en la mano las cuentas del Rosario con la fe de quienes nos han precedido? El Rosario conserva toda su fuerza y sigue siendo una bendición para quienes lo rezan en fidelidad y amor.
Oremos todos juntos
Virgen del Rosario, Madre nuestra, eres esperanza,ternura, luz y fe,
rezando tu Santo Rosario logro encontrar consuelo a mi dolor.
Perdona mis pecados y si en algo estoy fallando, suplico a Dios que me conceda vivir alabándote eternamente.
Amén.