CONSAGRA, tu corazón a la Virgen

Consagrarse significa

Dedicar conscientemente toda tú vida al servicio de Dios. Dejar que él te inunde sea tu centro.

Nos consagramos a Dios mediante el bautismo, desde ese momento nos comprometemos a vivir de tal manera que toda nuestra vida sea «un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios» (Rom 12,1).

Además de esta consagración general de la propia vida, son útiles otras consagraciones que no sustituyen a la consagración bautismal, sino que están enraizadas en ella y tienen como objetivo hacernos vivir según un estilo particular.

Es especialmente conocida, la consagración a la Virgen, por la que nos acogemos a María en la propia vida, según la indicación dada por Jesús en la cruz y nos confíamos a Ella para pasar nuestras oraciones y nuestras acciones a través de su Corazón y ofrecerlas a el Señor.

La confianza en María encuentra sus raíces en el corazón mismo de la revelación. No dejará de asombrarnos lo suficiente que en el momento del Calvario, el Señor confía a su Madre al discípulo amado, es decir a cada uno de nosotros,

Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» (Jn 19,26)

en medio de un sufrimiento y muerte el Señor sigue confiando en el ser humano, y nos da lo que más ama …su Madre, y Ella en medio de tal dolor nos acepta como hijos… y desde “aquel momento el discípulo la acogió en su casa” (Jn 19,27) 

Quiere decir que el Señor no nos ofrece sólo la Gracia, sino la capacidad de acogerla. Haciendo de su Madre nuestra Madre , Jesús nos da TODO lo que más ama.

Constantemente nos viene dicho que la Virgen nos lleva a Jesús, con menos frecuencia se nos recuerda que Jesús nos atrae a Él a través de María, como nos lo dicen las citas de Juan en la cruz. 

Comprender la confianza en María es acoger y escuchar el deseo que pertenece al Corazón de Jesús en la Cruz, es aprender a conocer y amar a María como la ha conocido y amado su Hijo Jesús, es aprender y amar a Jesús como lo ha conocido y amado su Madre María.

En esta fiesta de 24 de mayo consagremos a María Auxiliadora nuestra vida:

1- Entra en clima de oración

2- Busca estar frente a una imagen de María Auxiliadora, y en su presencia 

3- Ora la siguiente consagración o acto de confianza en la Virgen:

consagración a María Auxiliadora

Señor Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, 

Hijo único de Dios y de la Virgen Santa. 

Te suplico renueves en mí, 

el misterioso testamento de amor que hiciste en la Cruz, 

cuando diste a tu Apóstol predilecto, San Juan, 

el título de hijo de tu Madre Santísima. 

Te pido que le digas también por mi: “Mujer ahí tienes a tu hijo”.

 

Concédeme la gracia de ser siempre para Ella, 

un hijo fiel y cariñoso para experimentarla como verdadera Madre, 

todo el tiempo de mi vida en esta tierra.

 

Santísima Virgen María Auxiliadora, 

abogada y mediadora nuestra, yo indigno y pequeño, 

muy necesitado de tu misericordia, 

postrado humildemente ante Ti, 

confiando en tu bondad y animado

 por un gran deseo de imitar tus virtudes, 

especialmente tu amor a Dios y tu caridad para con el prójimo, 

tu humildad profunda y tu pureza, 

te elijo en este día para siempre por Madre mía, suplicándote

me recibas en el número feliz de tus hijos predilectos.

 

Te consagro con todo el corazón mis pensamientos, palabras, obras y sufrimientos;

 mis ojos, oídos, lengua y corazón, en una palabra todo mi ser. 

Ya que soy todo tuyo oh Madre de bondad, 

protégeme y defiéndeme como hijo y posesión tuya.

 

 Recibe Madre mi consagración. 

Acepta la confianza con que me abandono en tus brazos.

Que tu protección me acompañe todo los días de mi vida,

especialmente en los momentos más difíciles 

y en la hora de mi muerte 

para que goce contigo de la gloria eterna con 

el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén