Día 7 Novena al Espíritu Santo

Piedad: amar como hijos y hermanos

Todos: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Padre nuestro…

Oración por los siete dones del Espíritu Santo

Oh, Señor Jesucristo,
que antes de ascender al cielo prometiste enviar al Espíritu Santo
para completar tu obra en las almas de tus Apóstoles y discípulos,
dígnate concedernos el mismo Espíritu Santo para que Él perfeccione en nuestras almas
la obra de tu gracia y de tu amor.

Concédenos:

el Espíritu de Sabiduría para aspirar a lo eterno,

el Espíritu de Entendimiento para abrazar tu verdad,

el Espíritu de Consejo para caminar con rectitud,

el Espíritu de Fortaleza para resistir en la lucha,

el Espíritu de Ciencia para reconocerte en todo,

el Espíritu de Piedad para amarte filialmente,

y el Espíritu de Temor de Dios para vivir con humildad y reverencia.

Sella, Señor, nuestro corazón con tu Espíritu,
y anímanos a seguirte con alegría. Amén.

Cita Biblica

“Ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abba, Padre!”
Romanos 8,15 

El Don de Piedad

El don de Piedad no es un gesto superficial ni una emoción momentánea. Es una gracia del Espíritu que transforma nuestra relación con Dios en una relación filial, confiada, sencilla y profunda. Quien recibe este don ya no se acerca a Dios con miedo, sino con amor; ya no se siente esclavo, sino hijo.

La piedad nos permite llamar a Dios “Padre” con sinceridad, y nos mueve a ver a los demás como hermanos. No se limita a rezar bien, sino que convierte la vida en oración: el trabajo, el servicio, el perdón, la escucha… todo se vuelve expresión de amor a Dios y al prójimo.

“Este don hace que nuestro corazón experimente una profunda ternura por Dios como Padre, y nos lleve a vivir la fe con dulzura, alegría y respeto hacia todos.”

La Piedad es humildad, ternura, respeto. Nos hace cercanos, nos vuelve compasivos, nos enseña a vivir la fe no como una obligación, sino como una respuesta de amor. Con este don, la vida entera se vuelve un acto de confianza y entrega.

Reflexión

A veces creemos que la fe se trata solo de rezar bien o cumplir reglas…
pero el Espíritu quiere llevarnos más profundo:
a confiar con ternura, a vivir como hijos, a amar como hermanos.

El don de Piedad nos hace sensibles al amor de Dios.
Nos ayuda a orar sin miedo,
a servir con alegría,
y a vivir cada día con un corazón agradecido.

Cuando dejamos que este don actúe,
la fe se vuelve vida,
y la vida, una forma de oración.
No todo será perfecto, pero sí más auténtico.

Hoy, el Espíritu quiere enseñarte a acercarte a Dios sin miedo,
y a los demás sin juicio.
Solo con amor… del que no se cansa.

Petición del día

Espíritu Santo,
dame un corazón filial.
Hazme vivir como hijo amado,
y tratar a los demás como hermanos.
Enséñame a orar con alegría,
a servir con ternura,
y a vivir con el corazón abierto a ti.

Oración Final

Ven, Espíritu de Piedad,
transforma mi relación contigo.
Que no te tema, sino que te ame.
Que no me aleje, sino que me confíe.
Hazme cercano, compasivo y alegre,
como hijo que ama a su Padre.

Todos:

María Auxilio de los Cristianos

Ruega por nosotros.

Amén.

¡Compártelo en tus redes sociales!

Facebook
Twitter
Pinterest
WhatsApp
Email
error: Contenido protegido