CONMEMORACIÓN MARÍA AUXILIADORA 24 DE FEBRERO

Dialogando con María Madre de la Esperanza

Hij@: Madre mía Auxiliadora, a veces siento que la vida me golpea muy fuerte y que ya no puedo más, te admiro a tí que supiste ser tan valiente en el seguimiento de tu Hijo Jesús pero dime Madre ¿Cómo puedo seguir esperando cuando todo parece perdido o tan oscuro?

María Auxiliadora: Hij@ mí@, entiendo tu dolor. Yo también he pasado por momentos muy difíciles, como cuando vi a mi Hijo Jesús sufrir en la cruz (Juan 19, 25-27) Pero recuerda que tener esperanza no significa tener un optimismo vacío, sino un don que nace de la fe y la confianza en Dios. Como dice Hebreos 11:1, «Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve». Recuerda a mi hijo Juan Bosco él experimentó la fuerza de la esperanza cuando, con solo un muchacho, me rezó un Avemaría para que le auxiliara a salvar esa alma, y ahí empezamos la gran obra salesiana, gracias a esa oración hecha con tanta fe, ya que “Sólo el amor puede custodiar el amor” (Ct 8, 6).

Hij@: Pero, ¿cómo se mantiene esa confianza cuando las cosas empeoran y no hay señales de que vayan a mejorar?

María Auxiliadora: Debes recordar que Dios siempre cumple sus promesas, aunque a veces no entendamos sus caminos. Aférrate a la oración y busca refugio en el amor de Dios. Él nunca te abandonará. Como está escrito en Romanos 8:28, «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados». ¡No temas!, abandona tu angustia en el corazón de mi Hijo y recuerda que yo tampoco te dejaré, camino contigo en cada momento soy tu Auxilio. 

Hij@: ¿Y qué hago con el dolor y la tristeza que siento? A veces es tan intenso que me consume por dentro.

 

María Auxiliadora: Ofrece ese dolor por amor, como yo lo hice al pie de la cruz. Únete a Jesús en su sufrimiento y confía en que Él transformará tu dolor en alegría, en la hora de Dios. Recuerda que después de la oscuridad siempre llega la luz de la resurrección. Como dice San Pablo a los Corintios   «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios«. (2a Corintios 1, 3-4) Tanto Don Bosco como Madre Mazzarello enfrentaron numerosas contrariedades y pobreza en su cotidiano, pero no se desanimaron, siempre mantuvieron su fe y ofrecieron sus sufrimientos a Dios por el bien de los jóvenes

Hij@: ¿Entonces, la esperanza es más que solo esperar?

María Auxiliadora: Mi hijit@ querid@, exactamente. La esperanza es un camino, una forma de vivir en el presente con la certeza de que Dios está con nosotros y que tiene un plan para nuestras vidas. Es vivir cada día con fe, amor y entrega, confiando en que Él hará maravillas. Como dice su Palabra: «Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo«.  (Rom 15, 13) 

 

Gracias por ser mi Madre de esperanza y por que tu Auxilio me acompaña siempre con amor te digo: 

Oh María, Virgen poderosa,

grande e ilustre defensora de la Iglesia,

singular auxilio de los cristianos,

terrible como un ejército ordenado para la batalla,

Tú sola has triunfado de todas las herejías del mundo.

Oh Madre, en nuestras angustias,

en nuestras luchas, en nuestros apuros,

líbranos del enemigo y en la hora de la muerte

llévanos al cielo.

Amén

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