En la Escuela de María aprendemos a educar con Sistema Preventivo: Razón
Para nosotros, la experiencia de María va mucho más allá de una simple devoción o de venerar una imagen. Las fuentes nos muestran que, para nuestro Padre Don Bosco, María no fue solo objeto de veneración, sino una experiencia vital, una realidad, una persona viva y operante que entró en su vida y nunca dejó de iluminar su camino e inspirar sus obras. Ella tuvo una «irrupción» concreta y carismática en su vida. De hecho, Don Bosco reconoció en Ella a la Señora que inició su vocación en el sueño de los nueve años, y repetidamente afirmó que «María es la fundadora y será la sostenedora de nuestras obras».
Esta presencia de María es tan real y esencial, que se dice que el Sistema Preventivo de Don Bosco, nuestro método educativo y espiritual, no solo está inspirado por Ella, sino que Ella misma se lo enseñó.
Nuestra tradición salesiana guarda con esmero las palabras del sueño de los 9 años donde «La Virgen María indicó a Don Bosco su campo de acción entre los jóvenes» y donde Él «guiado por María, que fue su maestra, vivió, en el trato con los jóvenes del primer Oratorio, una experiencia espiritual y educativa que llamó «Sistema Preventivo»».

Nuestra tradición salesiana guarda con esmero las palabras del sueño de los 9 años donde «La Virgen María indicó a Don Bosco su campo de acción entre los jóvenes» y donde Él «guiado por María, que fue su maestra, vivió, en el trato con los jóvenes del primer Oratorio, una experiencia espiritual y educativa que llamó «Sistema Preventivo»».
En este sentido, María no es solo una figura de devoción, sino que está en las raíces mismas de nuestra metodología y pedagogía educativas. Sin María, el Sistema Preventivo perdería su calidez esencial. Su presencia es parte integrante de nuestro carisma.
María interviene cada día eficazmente en nuestra formación, tanto en el plano natural como en el sobrenatural. Ella nos lleva «a la madurez de personas hechas, a la medida de la plenitud de Cristo». Esto implica que María, como Maestra, nos enseña una disciplina fundamental que nos hace verdaderamente sabios. No una disciplina rígida, sino la «disciplina de la fe, que consiste en dar crédito a Dios y en obedecer incluso ante lo imposible y lo oscuro».
En este sentido, María no es solo una figura de devoción, sino que está en las raíces mismas de nuestra metodología y pedagogía educativas. Sin María, el Sistema Preventivo perdería su calidez esencial. Su presencia es parte integrante de nuestro carisma.

Aquí comenzamos a vislumbrar cómo María es Maestra de la «Razón» en el sentido salesiano: no se trata solo de conocimiento intelectual, sino de una sabiduría profunda que orienta nuestra inteligencia y voluntad hacia el bien.
Es la Razón iluminada por la fe, la que confía en Dios incluso cuando no comprende del todo.
Es la Razón que, en nuestro estilo, «se hace diálogo humilde y comprensivo».
Es la Razón que se une a la caridad para «orientar a las personas hacia la calidad de una vida cristiana comprometida y, como tal, abierta a la solidaridad social».
El Sistema Preventivo mismo, en su esencia, se basa en «La instrucción y una caridad dulce, paciente y longánime». María, al enseñarnos el Sistema Preventivo, nos muestra ¿cómo usar la razón? (instrucción, diálogo, comprensión, orientación) siempre acompañada por la caridad en nuestras familias, escuelas, trabajos en donde nos encontremos y ¿Cómo enseñarla a los demás?. Ella nos enseña a estudiar a las personas y saber cómo acercarnos a ellas para tener éxito. Esto requiere usar la razón con discernimiento y amor.
¿Cómo actúa María Madre y Maestra? Su "Especialidad" para el Corazón
María Auxiliadora, en su misión educativa, no actúa desde la distancia, sino con una presencia atenta, amable y disponible. ¿Cuál es su «especialidad» para nuestros corazones y para aquellos a quienes educamos?
Su acción es incomparablemente más eficaz que cualquier medio humano. Ella no solo nos enseña con palabras, sino que nos ilustra el camino y nos da consejos concretos para la vida, como ser «humilde, fuerte, robusto» (Sueño de los 9 años de Don Bosco) . Ella está activamente presente en la vida de quienes nos dedicamos a la acción apostólica por los jóvenes.
Reflexión Personal:
Ahora, con el corazón un poco más abierto a esta realidad, nos invitamos a hacer una pausa.
Piensa en algún momento de tu vida, tal vez uno de dificultad, de búsqueda, o simplemente de una ayuda inesperada o un consuelo que llegó justo cuando lo necesitabas.
¿Pudiste sentirte acogido? ¿Experimentaste una fuerza interior o una salida ante un obstáculo? ¿Alguien, o algo, te guió de manera providencial?
Considera por un instante, con fe y sencillez, si el auxilio maternal de María pudo haber estado actuando allí, incluso sin que fueras plenamente consciente. Ella, nuestra Madre y Maestra, siempre está presente con su solicitud, buscando disponer nuestros corazones para la acción de Dios y para que encontremos el camino de la vida en abundancia.
¿Cómo podemos aplicar el Sistema Preventivo en el aspecto de la Razón, en familia, con nuestros alumnos o donde nos encontremos al estilo de María?
Aplicar el Sistema Preventivo en el aspecto de la «Razón» al estilo de María, tanto en nuestra familia como con nuestros alumnos, implica integrar la sabiduría de la Madre y Maestra en nuestra práctica diaria. Recordemos que la «Razón» salesiana no es solo intelecto, sino juicio recto, comprensión, diálogo, orientación hacia el bien.
En Familia

Diálogo Humilde y Comprensivo: Siguiendo el ejemplo de María, que escucha y discierne, busquemos siempre el diálogo sincero y comprensivo en familia. Usemos la razón no para imponer, sino para entender, acompañar y orientar con humildad. María es Madre que acoge y comprende, imitemos su capacidad de escucha.

Orientación al Bien: María nos guía hacia la plenitud de Cristo y nos enseña una disciplina que nos hace sabios. En familia, esto se traduce en orientar, con paciencia y amor, a nuestros seres queridos hacia valores cristianos y una vida comprometida. Enseñemos a discernir, a usar la razón para elegir lo que construye y acerca a Dios.

Intuición Materna/Paterna: María tiene un ojo materno que ve más allá. Cultivemos en familia esta «intuición» guiada por el Espíritu, previendo necesidades, sintiendo antes con el corazón para intervenir con sabiduría.
Con Nuestros Alumnos

Instrucción y Sabiduría: El Sistema Preventivo incluye la instrucción. Al estilo de María, no solo transmitamos conocimientos académicos («Matemáticas o Historia»), sino también la sabiduría de la fe. Enseñemos a pensar críticamente y rectamente, siempre orientando la razón hacia la verdad y el bien.

Diálogo y Acompañamiento: María acompaña el camino de crecimiento. Usemos el diálogo como herramienta pedagógica fundamental, haciendo que la razón se convierta en un intercambio respetuoso y constructivo. Acompañemos a los jóvenes que pueden sentirse perdidos o indiferentes con la paciencia y la comprensión de María.

Inspirar Confianza y Modelar Virtudes: Madre Mazzarello nos enseñó a inspirar confianza. Al estilo de María, seamos educadores que generen un ambiente de confianza donde los jóvenes se sientan seguros para aprender y crecer. Modelar las virtudes (humildad, fortaleza, rectitud) es una forma poderosa de educar la razón y la voluntad.

Protagonismo de María: Recordemos que María es la perfecta educadora y su influencia es insustituible. En nuestras obras, demos espacio a su presencia, reconociendo que Ella es quien actúa en los corazones, disponiéndolos a la gracia. Nuestros esfuerzos humanos, unidos a su mediación, son mucho más fecundos.
Aplicar la «Razón» al estilo de María implica integrar la instrucción, el diálogo, la comprensión, la orientación, la intuición y la sabiduría de la fe, todo animado por la caridad y la presencia maternal de María.
Oración de Conclusión:
Santísima Virgen María, Madre y Maestra, Tú que enseñaste a Don Bosco el camino del Sistema Preventivo, y acompañaste a Madre Mazzarello en su misión maternal y educativa, acógenos hoy en tu escuela.
Enséñanos a usar nuestra razón con sabiduría, humildad y comprensión, al estilo del diálogo que Tú nos muestras. Ayúdanos a intuir con tu corazón materno las necesidades de aquellos a quienes amamos y educamos, especialmente en nuestras familias y obras salesianas.
Madre, despierta en nosotros el deseo ardiente de transformar nuestros corazones y ser testigos de tu Hijo. Queremos caminar a tu lado cada día, confiando plenamente en Ti, nuestra Auxiliadora y Guía.
Te consagramos nuestra mente, nuestra voluntad y nuestra capacidad de educar. Que podamos ser colaboradores dóciles de tu misión, disponiendo los corazones al Espíritu y guiando a todos, especialmente a los jóvenes, hacia la plenitud de Cristo.
Amén.
