Conmemoración Madre Mazzarello Junio 2025

Madre Mazzarello nos dice: “Dialoguemos con el Corazón de Jesús” (Carta 39,2)

A veces la vida nos abruma. El cansancio de las rutinas, heridas emocionales no resueltas, o simplemente la sensación de vacío… 

¿Te ha pasado? Todos, en algún momento, buscamos un lugar seguro donde poder descansar el alma. Ahí, en ese anhelo profundo de amor, sentido y consuelo, Madre Mazzarello nos toma de la mano y nos susurra: “Dialoguemos con el Corazón de Jesús” (Carta 39,2).

Para Madre Mazzarello, la devoción al Corazón de Jesús era el latido constante de su vida. Ella decía: “Confía en el Sagrado Corazón, que te ayudará; confía mucho”, esta era una certeza que la acompañaba siempre; y animaba continuamente a que todos «dialoguemos en el Corazón de Jesús» (Carta 39,2), invitándonos a un encuentro personal y profundo con Él, y en Él con los demás; subrayaba especialmente unirnos al Señor cuando recibimos la Santa Comunión. Ella repetía : «Imaginemos, que aunque la distancia nos separe, estaremos siempre unidos a Él y entre nosotros en ese Corazón” 

La Madre aseguraba:

“Id al Corazón de Jesús y allí sentiréis todo lo que quiero deciros” 

(Carta 29,3)

experimentaba al Corazón de Jesús como un camino para depositar todas nuestras penas y complacer a quien tanto nos ama. Madre Mazzarello entendía que este Corazón es un espacio divino y humano donde podemos entrar y permanecer, hallando comunión con Jesús y con nuestros hermanos.

En esta profunda espiritualidad, resuena la Palabra de Dios. El apóstol Pablo nos exhorta a tener “los mismos sentimientos de Cristo Jesús” (Fil 2,5), un corazón humilde y manso. 

Jesús nos invita a “permanecer en mí, como yo en ustedes” (Jn 15,4), pues en esa unión está la fuente de nuestra fecundidad y de la unidad que tanto deseamos. Al amar a nuestro prójimo, como Jesús nos enseñó, también amamos a Él (Mt 25,40).

Reparar el Corazón de Jesús, de tantas heridas y ofensas se logra con pequeños actos de amor en nuestro día a día: desde la paciencia en la dificultad, hasta la caridad en nuestras relaciones.

La Madre, vivía en unión profunda con el Corazón de Jesús. No como un sentimiento vago o místico abstracto: era su refugio diario, su fuente de ternura y fortaleza. En otra carta escribe: “A Jesús lo tenemos tan cerca. Digámosle muchas jaculatorias durante el día” (Carta 60,3)

Para ella, cada acto de amor cotidiano—una sonrisa ofrecida, un deber cumplido con generosidad—era un modo de consolar y reparar ese Corazón de Cristo que tanto ha amado a los hombres.

¡Feliz fiesta del Sagrado Corazón!,

te invitamos a unirte al Señor a través de jaculatorias (pequeños pensamientos de oración que te unen al Señor) que te encuentras en las redes de ESSALES y en nuestra página web.

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