CONMEMORACIÓN MARÍA AUXILIADORA 24 DE JULIO

María Auxiliadora:

“Mensajera de Esperanza” 

¿Alguna vez te has sentido abrumado por el ruido del mundo, buscando una señal, una mano amiga que te guíe en medio de la incertidumbre? 

En nuestra vida diaria, ya sea en la familia, en las comunidades religiosas, en el trabajo la búsqueda de sentido de vida, se vuelve una lucha de todos los días, encontrar los ¿por qué de lo que vivimos? en medio de un cansancio o rutina de vida nos lleva a que enfrentemos momentos donde la esperanza parece desvanecerse. 

En esos instantes, surge en el corazón el anhelo de una presencia cercana, maternal, que nos guíe. Y es ahí donde muchos encontramos a María Auxiliadora: como Madre y Maestra como una “Mensajera de Dios», que sigue respondiendo inmediatamente a nuestro clamor con su auxilio materno y enseñándonos a su vez a responder a otros hermanos que sufren, para ser auxiliadores junto a Ella.

Para San Juan Bosco, la devoción a María era no solo un pilar fundamental de la espiritualidad salesiana, era una promesa firme y segura, un pilar y un apoyo indispensable para vivir plenamente nuestra fe y nuestra vocación cristiana. Él decía con convicción: “María camina por esta casa”. Y nos contaba con ternura cómo, al invocar a María Auxiliadora, “se obtenían gracias extraordinarias”.

La Auxiliadora es la Madre que comprende y ayuda, una presencia constante que nos anima a mantener vivo el fuego del amor de Dios y el impulso apostólico. y…¿Tú corazón confía en el Auxilio de María con gran certeza de fe?, ¿la invocas constantemente?, ¿ te has planteado alguna vez llevar Auxilio a los demás como Ella?

María nos enseña cómo ser Auxiliadores, con su propia vida, veamos lo que nos cuenta el Evangelio,  nos muestra a María como la primera mensajera: “María se puso en camino y fue aprisa a la región montañosa…” (Lc 1,39). Fue ella quien llevó la Buena Noticia a Isabel, no con palabras, sino con su sola presencia, su servicio, su alegría. 

Su ternura maternal también se manifestó en Caná, donde dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que Él les diga» (Jn 2, 5), anticipando la hora de Jesús y provocando el primer milagro. 

Su corazón de carne, capaz de sentir la vida hasta el fondo, nos enseña a ser humanos. Ella nos ayuda a afrontar los imprevistos de la vida diciendo: «Heme aquí». Incluso al pie de la cruz, Jesús nos la entregó como nuestra Madre (Jn 19, 26-27). Ella, presente en el Cenáculo con los apóstoles, los mantuvo unidos y preparó el camino para Pentecostés.

En un mundo sediento de sentido, María Auxiliadora nos enseña a comunicarnos desde lo profundo, con gestos que hablan, con palabras que sanan. Ella no grita, no busca el espectáculo. Su modo es otro: acompaña, observa, interviene con sabiduría. ¿Y si imitamos su estilo? ¿Y si nuestra presencia digital fuese un eco de su ternura y valentía?. 

Hoy somos llamados a «ser los brazos largos de su Auxilio al mundo, propagando el bien y la esperanza a tantos que lo necesitan»

También en un mundo digital que a menudo es complejo, María es nuestro punto de referencia, mostrándonos los pasos a seguir. Ella nos invita también a ser «misioneros digitales», a usar las redes para anunciar el bien y ser «testimonio de esperanza». A no tener miedo, “pena” de dar la cara por su Hijo, sino ser coherentes con nuestra fe. ¿ Tus redes muestran también  tu fe?; ¿transmiten esperanza?, ¿ que muestran de ti tus redes? No se trata solo de contenido, sino de corazón, de compasión, de presencia.

Te invitamos a cultivar una devoción filial a María Auxiliadora, a vivir «con Ella y como Ella», llenos de la “Gracia de Dios”, para que cada «palabra» que demos sea un Evangelio testimoniado de esperanza. Busquemos su auxilio para ser coherentes entre nuestra fe y vida.

Oración

Oh María, Madre y educadora de cada vocación salesiana, 

te confiamos nuestra misión de ser mensajeros de esperanza también en el mundo digital. 

Enséñanos a custodiar la Palabra de Dios en nuestros corazones, 

a actuar con la audacia de Caná, 

y a unir lo que está fragmentado, como lo hiciste en el Cenáculo. 

Haznos valientes y transparentes en nuestras intervenciones y publicaciones, 

para que, a través de nosotros, 

Jesús pueda encarnarse continuamente en la historia y en el mundo.

Amén.

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