CONMEMORACIÓN MARÍA AUXILIADORA 24 DE AGOSTO

María Auxiliadora:

Paz en la Tormenta

¿Alguna vez te has sentido como si una tormenta arrasa con tu paz interior? 

En un mundo que nos reta constantemente con incertidumbre, conflictos y la búsqueda incansable de sentido, encontrar la calma parece una hazaña. ¿Cómo mantener la serenidad cuando la vida se vuelve turbulenta, ya sea en nuestra vida personal, familiar o incluso profesional? 

La espiritualidad salesiana nos ofrece un faro inquebrantable en estas aguas agitadas y este faro es: María Auxiliadora, nuestra Madre y Maestra, el refugio seguro donde hallamos paz en la tormenta.

Para Don Bosco, María era un auxilio potente e indefectible contra enemigos internos y externos. En momentos de angustia y necesidad, Don Bosco atestigua cómo la Virgen intercedía milagrosamente. Solía decir: “Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros”.

Su vida fue un testimonio constante de que «Ella lo ha hecho todo». Incluso en los momentos más difíciles, como la amenaza a la fe cristiana, Don Bosco exclamaba: “corren tiempos difíciles…, necesitamos que la Virgen Santísima nos ayude para conservar la fe cristiana. Su confianza era total: «Confíen todo en Jesús Sacramentado y en María Auxiliadora y verán lo que son los milagros».

Madre Mazzarello, también vivió esta profunda conexión. Su vida se desarrolló «bajo la mirada y la guía de María», quien fue su verdadera superiora del Instituto. Su maternidad espiritual no fue improvisada; Dios mismo la preparó, guiándola a cuidar de su familia y de los más necesitados, especialmente las jóvenes. Ella veía a la Virgen como la «Sierva del Señor» que indicaba el camino de la fe: «Hagan lo que Él les diga» e invitaba a ser “Auxiliadores” como María.

La Palabra de Dios  nos muestra a María como el modelo perfecto de paz y confianza. Ella «guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón» (Lc 2,19). Esta actitud de interiorización le permitía encontrar sentido en lo incomprensible. 

En la Anunciación, su «sí» incondicional la convirtió en la «Llena de gracia», demostrando que la verdadera paz nace de la entrega total a Dios. 

Su visita a Isabel, donde «fue apresuradamente», nos enseña el coraje de la caridad y la construcción de comunión

En Caná, su intercesión: «No tienen vino» y «Hagan lo que Él les diga», nos revela su capacidad de transformar la escasez en abundancia, la tristeza en alegría, anticipando la paz. 

Al pie de la cruz, Jesús nos la entregó como Madre y Auxiliadora, 

y en Pentecostés, María mantuvo unidos a los discípulos en oración, siendo el corazón de la Iglesia naciente que construía la comunión.

Esta visión nos llama a ser instrumentos de paz en un mundo marcado por la violencia y la división, tal como María, que nos enseña a unir en lugar de dividir.

Como Familia Salesiana, estamos llamados a reflejar la paz de María. ¿Cómo? 

Siendo «buenos cristianos y honestos ciudadanos».

Cultivando la humildad y el recogimiento, la caridad operosa, y una dulzura y mansedumbre que transformen nuestras acciones.

Abrámonos a la gracia de Dios, que nos llenará de gozo, paz y benevolencia. Que nuestras publicaciones en redes sociales nos conviertan en «apóstoles digitales» que anuncian amor y esperanza. Que nuestra vida sea coherente con nuestra fe, inspirada en esa «sabiduría que viene de lo alto».

Recordemos siempre que el secreto de la santidad no es vivir sin dificultades, sino con la fe de María, sabiendo que Dios «ve en lo secreto y recompensará».

Repitamos con fe

 

  1. María Auxiliadora, paz en la tormenta del miedo, ruega por nosotros.

  2. María Auxiliadora, paz en la tormenta de la enfermedad, ruega por nosotros.

  3. María Auxiliadora, paz en la tormenta de la soledad, ruega por nosotros.

  4. María Auxiliadora, paz en la tormenta de la violencia, ruega por nosotros.

  5. María Auxiliadora, paz en la tormenta de la duda, ruega por nosotros.

  6. María Auxiliadora, paz en la tormenta de la desesperanza, ruega por nosotros.

  7. María Auxiliadora, paz en la tormenta de los conflictos familiares, ruega por nosotros.

  8. María Auxiliadora, paz en la tormenta de la injusticia, ruega por nosotros.

  9. María Auxiliadora, paz en la tormenta de la guerra, ruega por nosotros.

  10. María Auxiliadora, paz en la tormenta del pecado, ruega por nosotros.

  11. María Auxiliadora, paz en la tormenta del corazón triste, ruega por nosotros.

María Auxiliadora, paz en la tormenta de nuestro mundo herido, ruega por nosotros

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