Novena en honor a San Juan Bosco

Octavo Día

Por la señal de la Santa Cruz 

de nuestros enemigos 

líbranos, Señor, Dios nuestro 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo 

San Juan Bosco, alegría inquebrantable fruto de esperanza

Oración Inicial

Oh, Padre Misericordioso, danos la alegría  que regalaste a Don Bosco ayúdanos a que como él nos enseñó brote de un corazón lleno de tu Gracia y perdón.

Amén

Don Bosco veía la alegría como un reflejo de la vida divina en el alma. 

 

Para él, la alegría representaba la “presencia de Dios y la esperanza del Paraíso”. 

En sus «Buenas Noches», Don Bosco compartía mensajes de aliento y esperanza, transmitiendo la alegría que él mismo experimentaba en su relación con Dios. 

 

Animaba a sus jóvenes a vivir en «perfecto amor y santa alegría», perdonándose mutuamente y comenzando cada día con un espíritu renovado. 

 

La alegría era para Don Bosco, un camino para acercar a los jóvenes a Dios, haciéndoles experimentar la bondad y la belleza de una vida vivida en gracia. 

No era una alegría superficial, sino una que emanaba de una conexión profunda con Dios y que se manifestaba en la vida cotidiana. 

 

 Él decía que nosotros  «hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres». 

 

Afirmaba que a Dios le agrada que le sirvan con gusto y alegría, porque «haciéndolo con alegría y de corazón, se ama más a Dios».

 

La alegría era tanto un signo del amor de Dios como un camino para construir una vida plena.

Dice 1 Tesalonicenses 5, 16-18

«Estén siempre alegres.

Oren constantemente.

En todo den gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de ustedes».

 Pide la gracia que deseas alcanzar de Don Bosco en esta novena.

Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Amén.

Ave María

Dios te salve, María, 
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres 
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

Gloria

Gloria al Padre
y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Amén.

Oración final

A ti, Don Bosco, dirigimos nuestra oración;

Tú eres el Padre, Maestro y Amigo de los jóvenes:

Mira nuestras vidas, nuestros sueños y nuestros miedos,

Enséñanos a mirar al Cielo,

hacia Jesús y María, para que la fe crezca en nosotros.

Caminemos con los pies en la tierra,

Al servicio de los jóvenes más pobres,

amando concretamente a cada persona que conocemos.

Concédenos regocijarnos y estar siempre alegres.

con una vida sin pecado;

Pasemos por las pruebas de la vida.

con la esperanza que inspiró su trabajo.

Enciende en nuestros corazones el deseo de santidad

y ayúdanos a reconocer el sueño que Dios tiene para nosotros.

Amén

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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