Novena en honor a San Juan Bosco
Quinto Día
Por la señal de la Santa Cruz
de nuestros enemigos
líbranos, Señor, Dios nuestro
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
Don Bosco, amor y esperanza en cada jóven
Oración Inicial
Oh, Padre, para Don Bosco “No bastaba con amar a los jóvenes, sino que era esencial que ellos se dieran cuenta de que eran amados”
Ayúdanos a amar a cada niño y joven que nos están cerca para llevarlos a ti.
Amén

Don Bosco amaba profundamente a los jóvenes. Este amor no era un mero sentimiento, sino una fuerza activa que lo impulsó a buscar su salvación en todo momento.
Su amor hacia los jóvenes era una manifestación de su amor a Dios.
Él veía en cada joven a una criatura amada por Dios, digna de todo su cuidado y dedicación.
Él creía que cada joven era la «delicia y la pupila del ojo divino».
Su presencia en el patio era un imán para los chicos, que se sentían atraídos por su alegría y su afecto. Don Bosco se hacía pequeño con los pequeños.
El «Sistema Preventivo» que busca educar desde el afecto y la confianza, crea un espíritu de familia donde cada joven puede formarse como buen cristiano y honrado ciudadano.
Dice Mateo 25,40
«En verdad les digo que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos, más pequeños, a mí me lo hicieron.»
Pide la gracia que deseas alcanzar de Don Bosco en esta novena.
Padre Nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén.
Ave María
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Gloria
Gloria al Padre
y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración final
A ti, Don Bosco, dirigimos nuestra oración;
Tú eres el Padre, Maestro y Amigo de los jóvenes:
Mira nuestras vidas, nuestros sueños y nuestros miedos,
Enséñanos a mirar al Cielo,
hacia Jesús y María, para que la fe crezca en nosotros.
Caminemos con los pies en la tierra,
Al servicio de los jóvenes más pobres,
amando concretamente a cada persona que conocemos.
Concédenos regocijarnos y estar siempre alegres.
con una vida sin pecado;
Pasemos por las pruebas de la vida.
con la esperanza que inspiró su trabajo.
Enciende en nuestros corazones el deseo de santidad
y ayúdanos a reconocer el sueño que Dios tiene para nosotros.
Amén

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.