La autoestima se fortalece desde la experiencia del amor, la cercanía, la verdad y la familiaridad. Podemos afirmar que la autoestima es la base de nuestra salud psicológica. Si nuestra autoestima es adecuada, podremos interactuar con el mundo de forma sana, podremos afirmarnos en cualquier situación y defender nuestros derechos sin alteración. Con una autoestima sana seremos inmunes o poco vulnerables a los ataques emocionales del entorno y actuaremos con tranquilidad en cualquier situación, aceptándonos incondicionalmente, lo que hará que estemos satisfechos de nuestras reacciones y conductas. Una autoestima sana previene enfermedades psicológicas como la depresión o la ansiedad.

   Madre Mazzarello y Don Bosco, aunque no manejaran este concepto, tenían muy claro que, la estabilidad emocional de una persona es sumamente importante y tiene su base en la experiencia del encuentro y acompañamiento en especial desde el amor de la familia; nuestros santos tenían pequeñas herramientas que reforzaban la autoestima de sus muchachos como por ejemplo una “palabrita al oído” en el momento adecuado que tu también puedes implementar con los tuyos.

   Este ha sido el sueño de Madre Mazzarello y Don Bosco al impulsar la obra salesiana: un espacio donde reine el amor, el respeto, el clima siempre franco y de familiaridad. La experiencia del «espíritu de familia» es sin duda, uno de los pilares que sostienen la salesianidad, que por tantos años ha sido y sigue siendo una respuesta para formar una «persona integral».