María Madre de la escucha
CATEQUESIS MARIANA # 1
Introducción
En el mundo de ruido y prisa en que vivimos encontrar la voluntad de Dios, es un desafío, lo que más falta en este tiempo nuestro, es el silencio ¿El mundo no guarda silencio? lo ideal sería que yo guardo silencio. Y me pongo a la escucha, y esto ayudaría a cambiar o evitar graves daños o heridas, en algunas ocasiones escuchamos frases como:
- A mí me da miedo preguntar al Señor su voluntad. No quiero saber lo que me pida pues me compromete
- ¿No sé cómo escuchar lo que El Señor me pide?
- La verdad nunca he preguntado al Señor ¿qué quiere de mí?…entre otras,
¿Qué opinas de estas frases? no escucharnos a nosotros mismos, no escuchar a Dios ni a los hermanos crea caos en nuestro corazón.
La Virgen María es grande porque escucha a Dios, y escucha su voluntad, acepta y dice SÍ con la vida.
“Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo”. (Lucas 1, 28-29)
Nazaret fue el lugar adonde Dios fue a encontrar a María y a donde María se encontró con un impensable llamado (vocación) que debía ESCUCHAR.
Allí experiencia de Dios y llamada personal coincidieron, la escucha de esa llamada y la acogida en fe se transformó en vida: Cristo.
María supo de Dios, conoció a Dios, cuando escuchó su voluntad, oyendo de un Dios que quería salvar a los suyos escuchó su nombre y su destino.
María creyó a Dios, aunque le propusiera lo imposible, hizo realidad su proyecto, el sueño de Dios sobre su vida. ( Cfr. Dichosa tú, que has creído, Juan José Bartolomé pág#35)
Escuchar ¿qué cosa de Dios? pues es claro, su voluntad, el sueño por el que nos creó a cada uno y que nos hace plenos, y esta “voluntad” no se relaciona con ningún tipo de conformismos, o resignación en la vida, como en ocasiones se ha malentendido, al contrario precisamente respetando nuestra libertad, el Señor nos permite la capacidad de escucharle o no escucharle, de hablar con Él o ignorarle… solo al tener una relación cercana con Él, podemos entender como caminar por la vida de su mano, podremos transformar y ver la realidad desde sus ojos y marcar la diferencia en el mundo.
María sabe escuchar a Dios. Atención: no es un simple "oír" superficial, sino es “la escucha”, acto de atención, de acogida, de disponibilidad hacia Dios. No es el modo distraído con el cual nosotros nos ponemos delante del Señor o ante los otros: oímos las palabras, pero no escuchamos realmente. María está atenta a Dios, escucha a Dios.
Pero María escucha también los hechos, es decir lee los acontecimientos de su vida, está atenta a la realidad concreta y no se para en la superficie, sino que va a lo profundo, para captar el significado de lo que Dios va tejiendo día a día.
Esto también vale en nuestra vida: escucha de Dios que nos habla, y también escucha de la realidad cotidiana, atención a las personas, a los hechos, porque el Señor está en la puerta de nuestra vida y golpea en muchos modos, pone señales en nuestro camino; está en nosotros la capacidad de verlos. María es la madre de la escucha, escucha atenta de Dios y escucha también atenta de los acontecimientos de la vida y a la mediación de los hermanos y hermanas.
Sólo hay una respuesta válida a la confianza que Dios pone en quién llama: la fe, que es, como nos enseña María consentimiento PLENO.
La aventura de fe de María comenzó haciéndole Dios saber qué es lo que esperaba de ella. ¿Se puede decir que toda experiencia de Dios se inicia con el descubrimiento, la ESCUCHA de la propia vocación? ¿te ha pasado eso a tí?
¿Qué significa a la edad que tengo, ESCUCHAR la voluntad de Dios sobre mi vocación? ¿la tengo clara? se lo he preguntado ultimamente.
Como María digo SÍ
(mi compromiso – en grupo )
En nuestro cotidiano nos encontramos con diversas formas de distracción: el teléfono, la televisión, el trabajo, las fiestas, los paseos… que nos mantienen muy entretenidos y “sin tiempo para más”; ESCUCHAR la voz de Dios, identificarla se hace cada vez más difícil.
¿ Cómo podemos ejercitarnos en escuchar la voz de Dios en el cotidiano?
Te dejamos algunas ideas que puedes practicar:
- El silencio es fundamental, parar en determinados momentos del día y elevar el pensamiento al Señor ofreciéndole lo que estemos haciendo.
- Platicar con la Virgen de nuestra vida, y pedirle nos ayude a escuchar y confiar en Dios, y por tanto en los hermanos.
- Decir jaculatorias en todo tiempo: “ Jesús en Tí confío”. Me hace conectar con Él
- Como la Virgen revisar nuestro proyecto de vida, sueño de Dios sobre nosotros.
Mi oración con María
Oración a María, la mujer de la escucha. (Papa Francisco).
María, mujer de la escucha, haz que se abran nuestros oídos; que
sepamos escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús entre las miles de
palabras de este mundo; haz que sepamos escuchar la realidad en
la que vivimos, a cada persona que encontramos, especialmente a
quien es pobre, necesitado, tiene dificultades.
María Auxiliadora… ruega por nosotros.
En el nombre de Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.