Cuaresma tiempo de desierto: lugar de encuentro con Dios

Dios no se cansa de nosotros. Acojamos la Cuaresma como el tiempo fuerte en el que su Palabra se dirige de nuevo a nosotros: 

«Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud» (Ex 20,2).

Madre Mazzarello siempre invitaba a estar atent@ a trabajarse a uno mismo,  ella se preguntaba: 

¿En el cielo seremos iguales un@s a otr@s? ¡No! Y esto, porque no tod@s trabajamos con el mismo empeño por la propia perfección y no tod@s damos la misma importancia a trabajar por Dios. 

Por favor, que cada un@ se ponga en presencia de Dios, viva en la presencia de Dios y lo haga todo y sólo para hacer la voluntad  de Dios y agradarle. (Cfr. Cronohistoria 3, 213—214)

 

En este año el Papa Francisco nos invita en su mensaje de cuaresma a entrar en el desierto para encontrarnos con Dios y con nosotros mismos, buscar la verdadera libertad, la conversión del corazón que no es otra cosa que liberarnos de la esclavitud de ídolos que no nos permiten vivir en paz y en plenitud. El Papa dice:

El desierto es el espacio en el que nuestra libertad puede madurar en una decisión personal de no volver a caer en la esclavitud del pecado. 

A la voz de Dios, que dice: «Tú eres mi Hijo muy querido» (Mc 1,11) y «no tendrás otros dioses delante de mí» (Ex 20,3), se oponen de hecho las mentiras del enemigo. Más temibles que el Faraón son los ídolos; podríamos considerarlos como su voz en nosotros. 

 

El sentirnos omnipotentes, reconocidos por todos, tomar ventaja sobre los demás: todo ser humano siente en su interior la seducción de esta mentira. Es un camino trillado, nos recuerda el Papa.

Es tiempo de conversión, tiempo de libertad.

 Es Dios quien ve, quien se conmueve y quien libera, no es Israel quien lo pide. El Faraón, en efecto, destruye incluso los sueños, roba el cielo, hace que parezca inmodificable un mundo en el que se pisotea la dignidad y se niegan los vínculos auténticos. Es decir, logra mantener todo sujeto a él. Preguntémonos:

 ¿deseo un mundo nuevo? ¿Estoy dispuesto a romper los compromisos con el viejo? ¿cómo quiero vivir esta cuaresma? ¿cuál es mi ídolo principal? ¿de qué me quiere Dios liberar?

Que en esta cuaresma pongamos toda nuestra esperanza y esfuerzo para volver al Señor, volver a nosotros y volver al hermano, así lo hicieron nuestros fundadores. Una cuaresma vivida desde el carisma salesiano. 

 

Atrevámonos juntos a caminar en esta cuaresma en el desierto, hagámoslo con decisión y alegría, sabiendo que en el desierto está Dios.

Fragmento tomado de: MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2024

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