Madre Mazzarello y la Alegría de la Resurrección

¿Y podemos estar tristes cuando Jesús vive?

Hemos celebrado que el Señor, ha vencido el mal con el Bien, que venció la muerte, regalándonos la VIDA en la plenitud de la palabra, una vida eterna…  la alegría y la paz en nuestro corazón son algunos de los frutos de la resurrección…¿Qué frutos te ha dejado concretamente en este año, el gran evento de Cristo resucitado? ¿Los conoces y compartes con los demás ?

¿Cómo buscar nosotros al Resucitado con Magdalena, María, Madre Mazzarello, los discípulos y tantas otros…? ¿Cómo hacer de su historia «nuestra historia»?

La pascua está caminando muy rápidamente, este tiempo de alegría y esperanza, se nos escapa si no estamos atentos…y los esfuerzos de la cuaresma y de la semana santa que nos han llevado a dar fruto en la  resurrección ¿les conocemos? esta certeza de que Dios está vivo, ha de dar sus frutos en nosotros, ¡ su muerte, no fue en vano!

María Mazzarello y las primeras hermanas en Mornés, viven y actúan en el clima de esta gozosa promesa pascual. Su vida está, “alentada por el Espíritu Santo” (Hech 9,31), y ellas atestiguan la fuerza de la resurrección de Jesús. 

Por esto la Madre y la primera comunidad tienen un rostro gozoso, con los rasgos de la confianza, del valor, de la esperanza y de la paz, propios algunos de los frutos que nos trae la resurrección.

Si nos adentramos en el “espesor del día a día” , es decir en la rapidez del cotidiano, descubrimos que en tantos momentos podemos perder la alegría y la fuerza de vida resucitada, también nosotros podemos reaccionar: «llorando y hacer duelo» (Mc 16,10) «cerrando las puertas por miedo…» (Jn 20,19), La piedra es demasiado grande para nuestras fuerzas, la violencia demasiado arraigada, la presencia creyente irrelevante, mi familia siempre la misma… 

Por eso la tentación puede ser «prolongar el sábado santo», y refugiarnos en una forma de vida en huída o en evasión,  en una religión que se conforma con cumplir, y permanecer en una parálisis inerte. 

Pero hay en la mañana del «primer día de la semana» un camino alternativo: el de quienes, entonces y ahora, echan a andar «todavía a oscuras» y se acercan a los lugares de muerte para intentar con la fuerza del resucitado vencer al mal con el bien. Cómo intentaban aquellas mujeres borrar algo del  rastro de muerte,  a fuerza de perfumes. 

Madre Mazzarello, escribió en alguna de sus cartas, una de sus  convicciones de resucitada que repetía con insistencia a sus hermanas y que hoy ella te comparte e invita a vivir:

“¡Oh Jesús, vos sois toda mi fuerza y con vos las cargas se hacen ligeras, las fatigas suaves y las espinas se convierten en dulzuras!”.

Hoy junto a Madre Mazzarello nos preguntamos en un momento de oración:

¿Qué frutos de resurrección me ha regalado el Señor en esta PASCUA, les conozco, puedo nombrarlos, los estoy compartiendo con mis hermanos? 

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