En la Escuela de María aprendemos a educar con Sistema Preventivo: Amorevolezza
En nuestro camino de vida y misión, especialmente si estamos o hemos sido parte de obras salesianas, seguramente hemos escuchado hablar mucho sobre el Sistema Preventivo de Don Bosco: Razón, Amabilidad y Religión. Estos pilares buscan ayudarnos a vivir de forma integral y feliz y a educar a otros en este mismo camino. Pero,¿Cómo podemos hacerlos realmente nuestros, para que transformen nuestra vida y la de quienes nos rodean?.
En este mes de mayo, somos invitados a entrar en la Escuela de María para aprender pequeños «tips» sobre el Sistema Preventivo y vivirlos día a día en nuestra familia, escuela o trabajo. Hoy, queremos mirar a quien Don Bosco y Madre Mazzarello reconocieron como la gran educadora: María. En particular, cómo en su «escuela» aprendemos a vivir y transmitir el pilar de la Amorevolezza en el estilo del Sistema Preventivo. Caminando con Ella, nuestra «Madre y Maestra», podemos ver transformarse nuestra vida y la de quienes nos rodean.
El Descubrimiento de María como Madre y Maestra del Sistema Preventivo en la parte de LA AMOREVOLEZZA

No estamos solos en este camino. Tenemos una Madre y Maestra que camina siempre con nosotros: María Auxiliadora. Fue Ella quien inspiró a Don Bosco a desarrollar un «sistema» concreto para educarnos y ayudarnos a vivir. Nuestra tradición salesiana guarda con esmero las palabras del sueño de los 9 años donde «La Virgen María indicó a Don Bosco su campo de acción entre los jóvenes» y donde Él «guiado por María, que fue su maestra, vivió, en el trato con los jóvenes del primer Oratorio, una experiencia espiritual y educativa que llamó «Sistema Preventivo»». Ella es la guía que indica el camino espiritual y sostiene el compromiso educativo y evangelizador.
Esta presencia de María es tan real y esencial que se dice que el Sistema Preventivo no solo está inspirado por Ella, sino que Ella misma se lo enseñó a Don Bosco. Ella no es solo una figura de devoción, sino que está en las raíces mismas de nuestra metodología y pedagogía educativas.
Sin María, el Sistema Preventivo perdería su calidez esencial. Ella es la EDUCADORA de los educadores.

El Sistema Preventivo mismo es la caridad. Es más que una técnica, es un estilo de vida, una experiencia, un estilo de relaciones, y se describe como una maternidad educativa, en la lógica de una entrega revestida de cariño y de cuidado premuroso. Su objetivo es orientar a las personas hacia una vida cristiana comprometida y abierta a la solidaridad social, siguiendo la clásica fórmula de Don Bosco: «Buenos cristianos y honrados ciudadanos». Este método, Don Bosco lo «aprende», es decir, lo hace suyo, entrando en la escuela de María, la Madre y Maestra que el Señor Jesús le ofreció. El estilo educativo salesiano no puede no ser mariano, porque ella es la inspiradora de la metodología y de la espiritualidad que la sostiene. La Amorevolezza, entendida como la caridad dulce, paciente y longánime, es la esencia de esta pedagogía que brota de un corazón enamorado por Dios y que María, como Madre, sabe inspirar.
¿Cómo actúa María Madre y Maestra? Su "Especialidad" para el Corazón
María Auxiliadora, en su misión educativa y como Maestra de la Amorevolezza, no actúa desde la distancia, sino con una presencia atenta, amable y disponible. Su «especialidad» para nuestros corazones y para aquellos a quienes educamos se manifiesta de maneras muy concretas:
- Ella tiene la especialidad de disponer los corazones a la acción del Espíritu. Prepara el terreno para que la gracia actúe.
- Con su Auxilio sabe prevenir y proteger del mal. Su presencia amorosa anticipa y protege.
- Ayuda a quitar los obstáculos en el camino. Facilita el crecimiento y la conversión.
- Nos acompaña, ayuda y consuela en las pruebas. Su Amorevolezza se hace cercanía en el sufrimiento.
- Es la Madre que acoge y comprende. Su acogida maternal nos hace sentir amados incondicionalmente.
- Nos infunde seguridad. Su confianza en Dios y en nosotros nos da paz.
- Es un signo de victoria contra el pecado y una ayuda en la lucha cotidiana. Nos alienta en el combate espiritual.
- Nos acoge maternalmente como hijos peregrinos que llegamos a su casa. Nos ofrece un hogar seguro.
- Despierta ardientes deseos de transformación en nuestros corazones. Su amor impulsa al cambio hacia el bien.
- Nos «manda» a ser testigos de Cristo. Nos envía a compartir el amor que de ella recibimos.
- Camina a nuestro lado durante todo el día. Su presencia es constante y solícita.
- Nos educa y transforma en instrumentos de amor en sus manos. Nos moldea para amar como Ella y como Jesús.
- Ella, con su sabiduría de maestra y guía, nos indica las modalidades más adecuadas. Nos muestra cómo actuar con Amorevolezza.
- Como mujer sabia, es capaz de sintonizar con el Espíritu y percibir sus signos.
- Ella pre-vé, ve antes, intuye la presencia y la voluntad de Dios antes de saber y comprender.
- Es capaz de pre-sentir, sentir antes que los sentidos naturales lo perciban. Su ojo materno mira y ve aquello que no es visible a los ojos de los demás.
- Enseña la disciplina de la fe, que consiste en dar crédito a Dios y obedecer incluso ante lo imposible y oscuro. Esta confianza en Dios se traduce en confianza en ella y en inspirar confianza en otros.
- Nos invita a confiar, a fiarnos en Ella. Esto implica renunciar a un excesivo protagonismo como educadores y dar espacio al protagonismo y a la influencia de María, la perfecta educadora. Su mirada a Don Bosco en el sueño estaba llena de ternura, cariño y lo hacía sentirse reconocido y comprendido en su angustia.
Reflexión Personal:
Tomémonos un momento para reflexionar. En el día a día de nuestra misión, como padres o educadores, ¿reconocemos la presencia amorosa de María Auxiliadora? ¿La invitamos a actuar con su Amorevolezza en nuestras relaciones y en nuestras obras?. ¿Nos dejamos guiar por ella para amar y acompañar a quienes tenemos cerca? ¿Cultivamos esa «intuición» maternal o paternal para «ver antes» con el corazón, como María? ¿Confiamos en ella y le entregamos nuestro deseo de educar con amor, renunciando a querer hacerlo todo solos?.
(Espacio para la reflexión personal)
María no nos pide ser perfectos, sino disponibles, con un corazón como el suyo, que sabe «ver antes», «sentir antes», y que confía plenamente en Dios. Siguiendo su ejemplo y dejándonos guiar por ella, podemos aprender a encarnar la Amorevolezza en nuestra vida cotidiana y en nuestra labor educativa.
Aplicar la Amorevolezza al estilo de María implica integrar el cariño, la comprensión, la intuición maternal, el diálogo y la paciencia, todo animado por la caridad y la presencia maternal de María. Nos ayuda a estudiar a las personas y saber cómo acercarnos a ellas.
En la Escuela de María, aprendemos a educar con ese amor preveniente, fuerte y suave, que brota del corazón de Cristo y tiene el modelo de la solicitud materna de María. Ella nos enseña a amar y acompañar hasta llevar a todos, especialmente a los jóvenes, hacia la plenitud de Cristo.
¿Cómo podemos aplicar el sistema preventivo en el aspecto de la AMOREVOLEZZA, en familia y con nuestros alumnos al estilo de Maria?
En Familia

Cultivemos la intuición Materna/Paterna guiada por el Espíritu, pre-viendo necesidades, sintiendo antes con el corazón para intervenir con sabiduría y cariño.

Creemos un ambiente de acogida y comprensión, donde todos se sientan amados y seguros, como María nos acoge a nosotros.

Enseñemos la confianza en María y en Dios, encomendándole nuestras intenciones, quizás teniendo un lugar especial para su imagen y rezando juntos. Educa a tus hij@s a fiarse y confiar en María.

Apliquemos la instrucción (parte de la Razón) siempre acompañada de una caridad dulce, paciente y longánime (Amorevolezza).
Con Nuestros Alumnos

Demos espacio al Protagonismo de María. Reconozcamos que Ella es quien actúa en los corazones, disponiéndolos a la gracia y al crecimiento. Nuestros esfuerzos, unidos a su mediación, son mucho más fecundos. Podemos empezar nuestras obras «a partir de la Auxiliadora».

Inspiremos confianza en aquellos a quienes educamos, tal como Madre Mazzarello enseñaba, como una lección recibida de María.

Apliquemos la Amorevolezza a través del diálogo humilde y comprensivo. Acercarnos a las personas para tener éxito requiere usar la razón con discernimiento y amor.

Orientemos a los jóvenes hacia la calidad de una vida cristiana comprometida, acompañándolos con cariño y cuidado premuroso, con ese amor de entrañas de madre que busca que todos estén sanos y seguros.

Renunciemos a un excesivo protagonismo para dar paso a la influencia de María, perfecta educadora.
Aplicar la Amorevolezza al estilo de María implica integrar el cariño, la comprensión, la intuición maternal, el diálogo y la paciencia, todo animado por la caridad y la presencia maternal de María. Nos ayuda a estudiar a las personas y saber cómo acercarnos a ellas.
En la Escuela de María, aprendemos a educar con ese amor preveniente, fuerte y suave, que brota del corazón de Cristo y tiene el modelo de la solicitud materna de María. Ella nos enseña a amar y acompañar hasta llevar a todos, especialmente a los jóvenes, hacia la plenitud de Cristo.
Oración de Conclusión:
Madre y Maestra nuestra, María Auxiliadora, nos ponemos hoy en tu escuela, con corazón sencillo, dispuestos a aprender de Ti cómo vivir y educar con Amorevolezza.
Tú, que guiaste a Don Bosco y a Madre Mazzarello,
Tú, que eres el alma de nuestra educación salesiana, enséñanos a fiarnos de Ti, a confiarte nuestras familias y a nuestros jóvenes.
Ayúdanos a amar con tu mismo amor, con esa intuición maternal que ve más allá.
Dispón nuestros corazones a la acción del Espíritu Santo.
Quita los obstáculos que impiden el crecimiento en el amor.
Acompaña a nuestros jóvenes en su camino, consuélalos en sus pruebas.
Que, renunciando a nuestro propio protagonismo, demos espacio al Tuyo, perfecta Educadora.
Que, contigo y en Ti, seamos instrumentos dóciles para llevar a tantos jóvenes a la casa del Padre, configurados a Cristo.
Te consagramos nuestra capacidad de amar y educar. Ayúdanos a ser colaboradores dóciles de tu misión, disponiendo los corazones al Espíritu y guiando a todos hacia la plenitud de Cristo.
Madre Auxiliadora de los cristianos, ruega por nosotros, por nuestras familias, y por nuestros jóvenes.
Amén.
