Novena en honor a San Juan Bosco

Sexto Día

Por la señal de la Santa Cruz 

de nuestros enemigos 

líbranos, Señor, Dios nuestro 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo 

San Juan Bosco, hombre valiente

Oración Inicial

Oh, Padre Misericordioso, tu infundiste en el corazón de Don Bosco la valentía en medio, amenazas y peligros que surgieron en su camino. Aumenta en nosotros la fe y la valentía para responder a los retos  diarios que nos tocan vivir 

Amén

La esperanza y la valentía son una combinación interesante. 

La valentía surge de tener la misma mirada de Cristo, capaz de esperar contra toda  esperanza, de ver una solución incluso donde aparentemente no hay salida. ¡Y qué  «salesiana» es esta actitud! 

Don Bosco fue un hombre valiente,  fundó y dirigió el Oratorio festivo en Valdocco, enfrentando «enormes dificultades de toda índole».

 Estas dificultades incluían pobreza, abandono de sus colaboradores, situaciones con las autoridades, y problemas con los mismos jóvenes del oratorio. 

A pesar de estas adversidades, Don Bosco persiste en su misión, demostrando una valentía constante frente a los obstáculos. 

Por otra parte su fortaleza y valentía le hacen, no ceder ante las amenazas, que recibió por su trabajo en favor de las almas más jóvenes y abandonadas. 

En una ocasión, declaró que los sacerdotes trabajan con alegría por Dios y, si debían morir cumpliendo su deber, lo verían como su mayor gloria.

Dice Isaías 41, 10

«No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.»

 Pide la gracia que deseas alcanzar de Don Bosco en esta novena.

Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Amén.

Ave María

Dios te salve, María, 
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres 
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

Gloria

Gloria al Padre
y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Amén.

Oración final

A ti, Don Bosco, dirigimos nuestra oración;

Tú eres el Padre, Maestro y Amigo de los jóvenes:

Mira nuestras vidas, nuestros sueños y nuestros miedos,

Enséñanos a mirar al Cielo,

hacia Jesús y María, para que la fe crezca en nosotros.

Caminemos con los pies en la tierra,

Al servicio de los jóvenes más pobres,

amando concretamente a cada persona que conocemos.

Concédenos regocijarnos y estar siempre alegres.

con una vida sin pecado;

Pasemos por las pruebas de la vida.

con la esperanza que inspiró su trabajo.

Enciende en nuestros corazones el deseo de santidad

y ayúdanos a reconocer el sueño que Dios tiene para nosotros.

Amén

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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