Novena en honor a San Juan Bosco
Tercer Día
Por la señal de la Santa Cruz
de nuestros enemigos
líbranos, Señor, Dios nuestro
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
Don Bosco Hombre de trabajo incansable
Oración Inicial
Oh, Padre Misericordioso, de tu corazón Don Bosco aprendió el trabajo incansable como acto de amor, ayúdanos a tener siempre un trabajo digno, y a colaborar en la construcción de una sociedad más justa y fraterna.
Amén

Don Bosco fue un hombre de trabajo incansable.
Él desde joven, experimentó una vida de trabajo duro, realizando labores como pastor, trabajador del campo, sastre, herrero, y camarero, entre otros.
Estas experiencias forjaron su carácter y su comprensión del valor del trabajo.
Como sacerdote y educador, Don Bosco se entregó incansablemente por amor a los jóvenes atendiendo especialmente a los más pobres y abandonados.
Su actividad era tan intensa que parecía como si varias personas trabajaran simultáneamente.
Él nunca separó el trabajo de la oración, y entendía el trabajo como una forma de llegar a Dios y estar siempre en unión con él, dentro de la normalidad del cotidiano.
Dice Colosenses 3, 17
«Todo lo que puedan decir o hacer, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”
Pide la gracia que deseas alcanzar de Don Bosco en esta novena.
Padre Nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén.
Ave María
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Gloria
Gloria al Padre
y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración final
A ti, Don Bosco, dirigimos nuestra oración;
Tú eres el Padre, Maestro y Amigo de los jóvenes:
Mira nuestras vidas, nuestros sueños y nuestros miedos,
Enséñanos a mirar al Cielo,
hacia Jesús y María, para que la fe crezca en nosotros.
Caminemos con los pies en la tierra,
Al servicio de los jóvenes más pobres,
amando concretamente a cada persona que conocemos.
Concédenos regocijarnos y estar siempre alegres.
con una vida sin pecado;
Pasemos por las pruebas de la vida.
con la esperanza que inspiró su trabajo.
Enciende en nuestros corazones el deseo de santidad
y ayúdanos a reconocer el sueño que Dios tiene para nosotros.
Amén

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.